22 de octubre de 2008

¿Éuq solbaid?

Núges oy a satse sarutla ed im adiv, aírebed emritnes etnemlatnemitnes elbatse, orep on se ísa. Eh odasap rop nu ogral odoírep ed dadelos. Aroha oicerpa sám a sim sogima y ailimaf, orep a secev ecah atlaf anu ajerap. On és ednód al érartnocne, on ognet opmeit in arap im. Ocopmat ognet al aicneicap ed ratnauga sadagurat. Olós oreiuq aíñapmoc. Neiugla euq on aglas noc sadajednep ed solec, sutirípse sorerracohc, atlaf ed opmeit, somalcer sodipútse, cte.

Ay em ésnac ed ratse alos, orep ecerap euq se rojem otse euq sal saíretnot euq yah euq ratropos rop nu ocop ed aíñapmoc.

¿Éuq solbaid?

Ay rojem em ocided a sim sasoc ne ragul ed redrep le opmeit ne senoicatnemal selitúni.

Orep erpmeis se oef ratpeca etnemacilbúp euq átse onu olos, neib olos, nis racovorp sadarim ed amitsál !elahc¡

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y entonces, tirado como estaba, las fibras muertas de los músculos de mi cuerpo empezaron a reaccionar. Reaccionaron todas juntas y a la vez, pero solo lograron que pareciera una marioneta avanzando por los muebles blancos cubiertos de pintura negra (¿o era al revés?).
Me dirijí hacia el único objeto que no era bicolor, (un hermoso espejo con un pajarito hecho de colores inconcebibles) torpemente lo tomé y me dirijí con él hacia el aleph que tenía por ahí.
¡Tonto! no me sirvió de nada! (ahora sé que un espejo nunca a servir para entender algo)
Me senté, leí, imaginé. Era un mensaje que tiene miles de años sin ser descifrado, pero, por alguna razón no tan increible, lo comprendí.

Nadia dijo...

un gato negro con orejas y cola blanca: me has dejado sin palabras.
¡Gracias! Su post me dejó con una extraña sensación, de esas que te recuerdan tiempos pasados, situaciones terminadas y un huequito en mi amargado corazón.