20 de marzo de 2011

Pesadilla en la calle del... ¡la fregada!

Acostada boca arriba en mi cama, de repente sentí como unas manos que no eran mías, pero que estaban detrás de mi, me pellizcaban la cara. En los pies sentía movimiento, como una vibración. Gritaba: ¡Ya! ¡Detente! ¡Déjame en paz! Y los pellizcos no cesaban. Hasta que al fin desperté. Abrí los ojos y parecía que el corazón se me saldría en cualquier momento. Me sentí muy asustada y angustiada. De repente, ¡rrrrrrriiiiiiiiiing!, suena el teléfono. Mi corazón dió un salto más fuerte y preferí ignorar el timbre y tratar de conciliar el sueño. El timbre se detuvo y volví a respirar. !Rrrrriiiiiing, rrrrriiiiiing, rrrrrrriiiiiiing! ¡volvió a sonar el teléfono! ¡Qué susto! No quería contestar.

Finalmente, llegó un mensaje a mi celular:
Te estoy marcando!!! Ya te dormiste?
Ah, me regresó el alma al cuerpo, era mi hermana. Bajé corriendo a llamarla y contarle el horror que había sentido.

¡Fiú! Pinches pesadillas feas.

13 de marzo de 2011

Los nuevos treintañeros

Por alguna extraña razón fui invitada a una comida de personajes de mi pasado escolar, pero no de mi generación. Dude muchísimo si iría o no al evento, pero finalmente me decidí nada más porque una de mis amigas estaría ahí.

Me di cuenta que pertenezco a una bola de treintañeros que nada tenemos que ver con los de antaño. Las ñoras, muy ñoras con harto maquillaje, muy peinadas de secadora, insisto, muy ñoras. Los maridos todos panzones y descuidados. Los chamacos, como siempre, corriendo para todos lados como loquitos. Lo que más llamó mi atención fue la desorganización. Digo, después de 30 años, uno más o menos sabe la logística de una comida con 15 personas, no hay gran ciencia en ello, y aún así, todo medio chueco. He estado en comidas de chamaquitos de veinte y la organización es igual de mala: no hay platitos especiales para las cosas, las servilletas y vasos ahí aventados en una mesa para que uno tome libremente, las salsas en sus vasitos como los venden en las tortillerías, las bebidas servidas sin el menor esfuerzo, es decir, sin hielos, sin agüita mineral, así, el refresco y el alcohol como en fiesta de pubertos. ¿Será que estoy envejeciendo?

Yo por eso mejor ni organizo nada, vaya a ser que llegue alguien como yo a criticar todo. ¡Uff, qué gente tan fea!

5 de marzo de 2011

Las lacrimógenas

Es muy extraño, tengo una gran afición por las películas de terror, pero existen otras películas que han hecho que los ojos se me llenen de lágrimas, son unos lagrimones incontrolables que provocan que gaste inmensas cantidades de papel y los ojos se me pongan como tomates.

He aquí la lista de películas que invariablemente, me hacen llorar a moco tendido, no importa si las he visto 1, 10 o 100 veces, siempre siempre chillo como una nenita que soy.
(Las películas no siguen algún orden en especial.)

(Advertencia: absténganse de leer si no las han visto.)

En sí, me emociona toda la película, pero el final, con el chamaco, ya crecidito, el papá corriendo para llegar al teatro, la música y demás detalles hacen que se me inunden los ojitos de lágrimas y no pueda parar...

Desde la primera escena donde Woody, Buzz, Jessie y Tiro al Blanco salvan a los huérfanos de las garras del Señor Cara de Papa y el Malvado Dr. Tocino, se me pone la piel chinita. Después cuando le esconden el teléfono a Andy, estos juguetitos hacen que se me rompa el corazón. La despedida es el golpe final.... otra hora entera de lagrimeo y recuerdos de mis juguetes antiguos y abandonados.

Dos cosas: cuando la esposa regresa a la estación y ve al perro esperando, y al final, cuando Hachi se reencuentra con su dueño... ¡Buaaaa! Imposible aguantar el llanto.

La crítica que escribe Anton Ego, confirmando la máxima de Gusteau: "Cualquiera puede cocinar". Sniff!

Ví a mi gato reflejado en el dragón, motivo suficiente para que soltaramos en llanto la hermosa Blue y yo.

Altamente recomendables, no aptas para corazoncitos sensibles como el mío. Se recomienda verlas acompañados de una gran caja de pañuelos desechables o, en su defecto, un rollo de papel del baño, que pa'l caso es lo mismo.