26 de diciembre de 2008

Yingon bels, yingon bels, yingon-ol-de-wei



Soy bien hereje, me reí durante el rezo de Navidá. No pude evitarlo, hablaban de la concepción, de que María era virgen, y nomás no lo pude evitar: volteé a ver la cara de mi hermana y comencé a carcajearme. ¿Por qué? No lo sé, de verdad no quería, pero pasó.

A mi sí me gusta la Navidá. Es la única oportunidad de ver a toda la gente, que realmente quiero, junta. Me gusta porque comemos rico, porque todos juntos preparamos cosas, y ponemos la mesa y la quitamos y lavamos trastes, y echamos alcoholes. Me gusta porque platicamos y nos reímos. También me gustan los regalos. No soy una ñoña ridícula, pero más que recibirlos, me gusta ver las caras de quienes reciben lo que les traje. No lo sé, me gusta esa incertidumbre, ese suspenso, y por lo general veo caras felices, no sé si todos son buenos actores o de verdad les gusta el regalo. Lo que sí sé, es que a todos parece que les gustó lo que les dí y eso que ora sí me agarraron las carreras y los compré muy rápido, no sin pensar, pero sí muy rápido.

Este año decidí dejar a un lado la ñoña práctica que tenía de mandar mensajes con lindos deseos navideños a todos mis conocidos. Este año dije que, quien de verdad se acordara de mi, me escribiría y quien no, pues no. Decidí no forzar a la gente a escribirme algo que no sentía, al fin ya había, según yo, felicitado y abrazado a la gente necesaria. Decidí aventar mi teléfono en un rincón y no hacerle caso, la mera verdad no pensé recibir ni un mensajito. Pero no fue así, recibí la honrosa cantidad de cuatro, sí cuatro mensajes con lindos deseos, dos de Cancún, uno de Culiacán y uno más de un Grinch. Me dió gusto. Pero de todos modos seguiré con mi práctica anti-navideña-novoañesca y no le escribiré a nadie. ¿Pa qué? He perdido espíritu, he perdido mi horrenda manía de andar desperdigando amor vía mensajes de texto. Ya no me importa más.

Y así siguen pasando estos días fríos. Dedicaré mi tiempo a arreglar mi casa, a ver tele, a ver películas, a tejer y tejer como araña y a ver qué otras cosas salen al paso. No tengo ganas de salir, no quiero hacer nada en realidad, pero me choca sentarme a perder el tiempo y luego me arrepiento de no haber hecho nada. Esta vez sí tengo que hacer algo, aunque sea ordenar un poco este chiquero.

¡Merry Crismas an a Jappi Niu Yir a todos!

2 comentarios:

Fairest Creature dijo...

Yo no tenía planeado reírme, pero te me quedaste viendo y me dio risa. Todo es tu culpa. Lo peor es que a ti no se te notó; en mi caso, mi mamá hasta me arrebató al niñodiós. Grrrr... estoy muy enojada contigo por esa situación.

Bueno, no importa, porque me la pasé bien chidis en las navidades, y Pato también. Justamente ahora traigo puesta la bufandita que me tejiste. Deberías venderlas. Yo creo que sería buen bisne.

Me gustó mucho cenar con ustedes, preparar las viandas, tomarme la botella de vino yo solita, abrir los regalos, ir a visitar de sorpresa a la abuelita, jugar Mario Kart, tener mucho frío y tener que hacer el ridículo con mis mallitas y mis orejeras.

Te quiero. Dale un abrazo a Mugre de mi parte. Nos vemos mañana. ¿Otra vez? Sí, otra vez mañana =)

Muuu.

Nadia dijo...

Mallitas y orejeras. ¡Qué bonita! ¡Jajaja!