23 de septiembre de 2008

ADICCIONES

¿Qué pasa con la gente? ¿Qué no podemos vivir sin adicciones?

Yo soy un caso perdido, he caído en las garras de algunas de estas adicciones que finalmente me llevan a la frustración o a la depresión.

1. Tabaco: nunca pensé que fumaría. La primera vez que lo hice tenía yo como 9 años y me pareció asqueroso. Ay, nuncá comprenderé como caí aquí. Ahora llevo más de 10 años matando mis neuronas y calmando mis nervios con mis infalibles Marlboro rojos. Aunque he probado de muchos: Benson & Hedges dorados y mentolados, Broadway, Boots y hasta Alitas (¡que son la neta!). Algunas veces lo quiero dejar, pero mi cuerpo ya no lo permite. Me corroe la ansiedad.

2. Televisión: Qué placer es cambiar canales, ver películas de todo tipo y programas que no llevan a nada. Qué divertido es abstraerse del mundo viendo como otras personas se lo pasan de lo lindo o tienen aventuras que jamás soñaría tener. Jamás tendré 5 fieles amigos en un departamento en Nueva York, jamás iré de cacería con mi hermana a matar monstruos y espíritus chocarreros, nunca utilizaré la luz ultravioleta para encontrar rastros imperceptibles de sangre y demás fluidos corporales, y nunca nunca caeré en una isla misteriosa con otros mensos como yo con los que siempre he estado conectada de alguna extraña manera, nunca salvaré vidas en una sala de emergencias, y supongo que tampoco nunca tendré sueños premonitorios para resolver crímenes, nunca podré ser amarilla. No, nada de eso. Yo sólo cambio los canales y ellos hacen todo por mi. ¡Qué bonito!

3. Internet: Increíble tener una puerta al mundo exterior encerrada entre cuatro paredes. Realmente increíble. Tener acceso a todo tipo de información. Aaaah, qué bonito es cosechar amistades a través del jaifai y el feisbuc. Qué satisfactorio tener conversaciones a larga o corta distancia a través de una pantallita. Me fascina la facilidad de hacer amistades, de convertirse en lo que uno no es, en aparentar ¡qué dicha!

4. Trabajo: Llegar temprano, esforzarse, poner cara de felicidad todo el tiempo aunque verdaderamente te esté llevando pifas. Llevarse trabajo a casa, desvelarse horas por completar las tareas. Dedicar las tardes a hermosas actividades laborales, perderse de salidas y llamadas telefónicas. Es algo muy productivo. Me llena de satisfacción poder terminar mi trabajo y poner todo mi esfuerzo para obtener unos centavos. ¡Aaaah, qué felicidad es dedicar un fin de semana entero al trabajo, sin salir, sin convivir con el mundo exterior!

Y así, adicciones van, adicciones vienen. Bueno, en realidad nunca se van, sólo incrementan en número o en gravedad.

¿Qué haría yo sin ellas?


El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra. A ver...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Bah!

Anónimo dijo...

Falta una adicción: los comentarios blogueros. Aunque sean neciamente puntuales.

Coso Azul dijo...

Yo tengo una cantidad insoportablemente incontable de adicciones pero todas son indecentes.
Muajajajajajajajaja. Si dios quiere mañana nos vemos.

Nadia dijo...

Güeno, yo también tuve mis adicciones inconfesables, las cuales tuve que dejar a un lado por falta de quórum. ¡Jajajaja!

Fairest Creature dijo...

Por cierto, dios no quiso.
Nos vemos, entonces, dentro de ocho días.