Odio, detesto los cilindros de gas. Los odio por las siguientes razones:
1. No los puedo pedir por teléfono y debo esperar a que se les dé la gana pasar a los repartidores.
2. Siempre tienen una fuga o desperfecto que me crean crisis, si, crisis de las feas.
Contaré lo sucedido el día de hoy:
Me quedé sin gas, y pensé en dos opciones: uno, esperar pacientemente a que pasara el camión; dos, mejor no bañarme y ya, al fin que siempre está la alternativa del baño vaquero. Opté por la primera, y esperé y esperé, al fin oí la alarmita horrenda ésa que traen los camiones y salí corriendo, porque siempre pasan hechos un rayo y hay que corretearlos por toda la calle para que se dignen a darle uno el servicio. ¡Och, los odio!
Sucede entonces que viene el muchachito repartidor a instalarme el tanque, y yo, como toda una paranoica, checo que no tenga ninguna fuga antes de que se vaya el individuo. Esta vez, como casi siempre, hay fuga. Me pide que haga jabonadura, y sí, confirmo: hay fuga. El tipo me dice que es de mi tubo, no del tanque, así que toma su tanque vacío y se larga. Correteo detrás de él y le pregunto: "Oiga ¿y cómo le hago para que ya no se salga?" "Ah, pues use jabón de pasta y tape la fuga con eso." Y pues muchas gracias, hasta luego, y se largó. Y yo me quedé, con la angustia y la paranoia de que mi casa fuera a explotar en cualquier segundo. ¡Och, odio esa sensación! Hasta la cabeza me empezó a doler de la angustia.
Yo seguía echando jabonadura, supongo que con la muy remota esperanza de que dejaran de salir burbujas, pero no fue así.
Salí a la tienda por el famoso jabón de pasta. Compré un zote y lo partí en cachitos sobre mi tabla de picar con un cuchillo de cocina.
Lo amasé y amasé, le eché tantita agua para suavizarlo porque estaba bien reseco. Al fin me salí a sellar el tanque con jabón. Qué bonito se veía, pero salía más gas y yo me sentía más angustiada.
Fui por unos palillos y saqué el jabón de todos los recovecos (¿así se escribe?), bueno. Al fin me decidí a hablarle al experto en estas cosas: mi papá. Y le dije que por favor no saliera corriendo a salvarme como siempre, esta vez, quería hacerlo sola. Y sí, de hecho, él de tantas llamadas que le hago y tantas veces que ha venido corriendo a salvarme, optó por regalarme unos aliados para esas penosas circunstancias: una cinta teflón, una llave Stillson (o como se escriba) y un perico. Me dijo que lo hiciera yo misma. ¿Yo? Tan débil, tan enclenque, tan nena...
Puse manos a la obra. Ay, con tanta angustia, pensando lo peor. Pero un milagro sucedió, logre vencer mi temor al gas, las explosiones, las fugas y lo logré. Desconecté el tubo, lo limpié, puse cinta teflón y lo volví a conectar. No dejó de tener fuga, pero al menos las burbujas no eran tan grandes y decidí dejarlo así. Si para la semana que entra, todavía pongo un post, es que mi trabajo fue bueno. Si no, pues imaginen lo peor.
Sí, soy una azotada ¿pero qué le voy a hacer?
14 comentarios:
Ja, me reí muchísimo con este post. Yo también le tengo mucho miedo al gas, al igual que a la olla exprés, si no es que peor. Por eso ni me involucro en esa parte de las labores domésticas, y dejo que se resuelvan por sí solas (lo cual significa que, viendo mi negligencia en ese sentido, Pato pone manos a la obra). Lo único que sí puedo manejar es el calentador ese VERDE BOTELLA que hay en casa de madre y padre, lo mismo que los encendedores, que no me dan susto.
Felicidades: me tienes que enseñar.
Mejor cambiale la manguera... (se hace con los mismo lindos aliados y es facilísimo)
Saludetes.
Yo una vez hice una instalación de gas de mediana dificultad y me fue excelente!
Si, manis, tienes razón, la olla express también es fea y aterradora. ¡Och, odio ser taaan nena! ¡Och, och, och! Ah, y yo no te manejo lo que es el calentador GRIS, porque también me da miedo que explote. ¡Chales, soy un conejito asustado!
Gato doméstico que sabe hacer cosas de esa índole: voy paso a pasito, hoy nomás sellé el tanque, otro día con más calmita, paciencia y tal vez unos alcoholes para darme valor, me anime a cambiar la manguera.
¡Jajaja! Algún día seré como Mario o Luigi, me comeré un hongo, seré grandototote y entonces, con todos mis superpoderes y unas estrellitas a mi lado, por si las dudas, cambiaré todas las instalaciones de gas. ¡Jajaja!
VERDE BOTELLA.
Uy, me dieron ganas de jugar Mario Kart como en los viejos tiempos.
¡Mario Kart! ¡Qué chido! Ora en Navidá hacemos una reta, al fin que las finalistas seremos tú y yo y los demás a ver en qué se ocupan. ¡Muajajaja! Es GRIS, mi daltónica carnala, G-R-I-S.
Oyes, m'hija, me tienes que ayudar a pensar en los regalos de navidad. Se me complica mucho eso de ser original y linda y buena y generosa.
Chales, pos estamos en las mismas. Yo creo que lo más bonito es un abrazo y un beso. ¡Jajaja! Ya se avecina el festejo y no tengo ni idea qué dar. A ver, métete al msn: Platiquemos como se debe.
Ok.
Oigan chicas dos cosas: el 20 hay reunión pre navideña en la ex-casa del abuelo haber si pueden ir. Ya hay un nuevo Mario si pueden ir el 20 con gusto se los presumo!
¡¡Ahh bueno y encima te tomaste el tiempo de sacarle fotos!!
Yo, hubiera dicho que ya era hora, hubiera abierto una cerveza, me hubiera sentado al frente del gas y hubiera prendido un pucho. A veces, el tiempo y la paciencia se encargan de solucionar todo.
l2oo: ¿Un nuevo Mario? ¿es para cerebros atrapados en los videojuegos de los 90s? No importa, quiero verlo. ¡jajaja!
Insomnio: es lo que yo llamo un drama-documental ¡jajaja! Obviamente, fruto de mi ocio y de mi gran capacidad de ver el lado dramático y fatalista de todo. Saludos.
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