4 de enero de 2013

Malestar fotográfico

Empezó cuando mi abuelo me heredó una cámara, por allá a finales de los 90s. Es una Canon AE-1, sí, de esas que utilizan rollo y que hay que ajustar de acuerdo a la luz y la distancia del objetivo. Fue amor a primera vista. Aprendí a tomar fotos en blanco y negro y color. Aprendí lo básico de revelado en cuarto oscuro y me maravillé con la fotografía en general. Esa cámara fue conmigo a Zacatecas, Aguascalientes, Taxco, Malinalco, Oaxaca, Valle de Bravo y más. Tomé fotos de todo: comida, gente, edificios, naturaleza, fiestas, etc. 

Ahora, en la era digital, mi cámara aún funciona perfectamente, todavía sale conmigo. A mis manos han llegado otras cámaras, todas ellas digitales, pero le soy fiel a mi Canon. Algo fantástico que descubrieron mi hermana y mi cuñado es que se puede llevar los rollos a revelar y regresan en formato de disco, si, todas las imágenes digitalizadas para compartirlas con mayor facilidad. Eso me hizo muy feliz. Abrí mi cuenta en Flickr y comencé a descargar mis fotos recién horneadas.

Hoy en día ya no hay lugar para tales gustos. Hoy fui a llevar mis rollos a revelar, tengo 3, dos a color y uno B/N que compré para hacer retratos. Me sorprendió no ver al viejito amable que siempre me atendía, en su lugar había un trío de adolescentes-adultos, que no sólo me miraron con desprecio, si no que me trataron de la manera más grosera. Me querían cobrar una suma altísima y me entregarían mis fotos hasta dentro de un mes ¡¡¡UN MES!!! cuando normalmente sólo les tomaba una hora hacer el trabajo. Me sentí completamente decepcionada, triste, me deprimí. Tomé mis tres rollos y me largué de ahí. Ahora me pregunto si habrá algún lugar en este pueblo donde alguien, que aprecie la fotografía, haga este trabajo. La fotografía digital ha desplazado completamente a la analógica. No estoy en contra de la fotografía digital, por supuesto que no, pero habemos algunos ilusos que creemos que la fotografía analógica aún no ha muerto.

Por último, quiero agregar que una de las cosas que más me gustan de ésto es el suspenso. Te esfuerzas, haces el mejor encuadre, enfocas, mides la luz, la distancia y click, tomas la foto. Pero nunca sabes qué salió hasta la hora de la entrega. Es una ligera sensación de mariposas en la panza. Me he llevado decepciones pero, en otras ocasiones, el resultado me ha sorprendido gratamente. No soy una profesional en la fotografía  ni pretendo serlo, pero lo disfruto enormemente, aunque queden cuchitas.

5 de agosto de 2012

Chillo y me acobardo

Pánico, sudor, nervios, tensión, todo eso me causa la simple idea de saber que me van a inyectar o a sacar sangre. Desde que recuerdo, tengo fobia a las agujas: mis papás debían corretearme por toda la casa con la aguja llena de penicilina, forcejéabamos, yo gritaba y chillaba como puerquito en matadero para que al final, la aguja se tapara y ellos hicieran el coraje de su vida. Sí, siempre he sido una cobarde. 

En menos de un mes he tenido que enfrentarme a las agujas en dos ocasiones. La primera para unos estudios de laboratorio. Y aunque desde la noche anterior traté de mentalizarme, a la mera hora me puse tensa y el brazo me quedó adolorido por una semana. La segunda, fue en el departamento de medicina preventiva donde, aunque intenté convencer (con la más encantadora de mis sonrisas) a la enfermera que no lo necesitaba, me pusieron la vacuna antitetánica. ¡Auch! En esta ocasión no dolió; uno, porque me relajé y dos, porque esa enfermera tenía una gran habilidad para aplicar la vacuna y ni cuenta me dí cuando me la puso. ¡Fiú! Otras veces no he tenido tanta suerte y me ha tocado que me inyecte una enfermera que parece que hace palanca con la aguja, y casi la saca dándole vueltas como si fuera tornillo ¡vieja salvaje! Esa vez la vacuna fue muy dolorosa durante y después, porque el brazo me quedó casi inerte, tanto que tenía que utilizar mi otro brazo para levantarlo y el dolor me duró más de una semana. Con estos antecedentes mi pánico no parece tan infundado e irracional.

Odio, odio las vacunas, los piquetes, la sacadera de sangre y todo aquello que tenga que ver con agujas. Sudo, me sube la frecuencia cardiaca, me retuerzo en mi lugar, me jalo el cabello, volteo para todos lados esperando que pase algo que me libre de la aguja, pero nunca es así. Y aunque sufro y lloriqueo como nena, al final, felizmente me doy cuenta que soy una exagerada y que no duele tanto como espero. ¿Algún día podré llegar a la feliz indiferencia?

18 de julio de 2012

El retrato

Llego al estudio fotográfico a solicitar unas fotos: tamaño infantil, a color, ese era el requisito. Nunca me ha gustado mucho eso de irme a tomar fotos de estudio, pero bueno. Me indican que me siente en un banquito y me preguntan si quiero el fondo blanco o gris (a mi me da lo mismo, pues), me decido por el blanco. 

-A ver, quítese los lentes.-
- ¿Los lentes? ¿qué reflejan mucho?- 

Tuve que quitarme los lentes que son parte importante de mi personalidad, aparte sin lentes siempre entrecierro los ojos y parece que me estoy durmiendo. Me los quito y trato de abrir bien los ojos porque el fotógrafo ya apuntaba el objetivo hacia mi. Total que cuando los ojos se me empezaban a cansar de estar abiertos como platos soperos, es cuando el fotógrafo decide disparar, así sin avisar, sin siquiera decir "Mire al pajarito", nada. Sólo ví el flashazo y ni tiempo me dió de sonreir.

-Salió bien, no se preocupe. En quince minutos puede venir por sus fotos.- 

Regreso por mis fotos, después de un tour que di por las tiendas aledañas, y miro con gran decepción mi imagen: he tenido fotos malas, pero éstas ¡han sido las peores! Parezco acabada de despertar, los ojos diminutos y algo despeinada.  A ver mañana cómo me va a la hora que las presente para los trámites que debo hacer. ¡Pfff!

Ya de camino a casa, con mis horribles fotos en mano, sólo pienso en Cantinflas y Chava Flores.






20 de mayo de 2012

Eclecticismo musical I

La música es mi eterna acompañante. Ha estado conmigo desde que tengo memoria y no hay un sólo día en que no escuche una melodía, una canción, una pieza...

Muchas influencias: del bien y del mal. Mi historia musical es como una máquina del tiempo, me trae a la memoria recuerdos y sensaciones, a veces de angustia. Una canción, un acorde, es todo lo que necesito para regresar al pasado.

Mi primera selección, influencia de mi padre, melómano de nacimiento, rockero de corazón, pero que también sufre de eclecticismo musical.


Mi infancia: hace como 30 años, mis papás, mi hermana, mi perra Pipa, mi casa roja con una gran jacaranda, una sala de cuadros rojos, una mesa de cristal. (Suspiro)

18 de febrero de 2012

Comuniones, quinceaños, bodas. Pregunte sin compromiso.


Buscando un vestido de primera comunión dí con un lugar donde abundan los vestidos que lucen como merengues, con shifón, raso de novia, tul, encajes, piedras brillantes, lazos, flores, aplicaciones de lentejuela, chaquira y canutillo, flores deshidratadas, perlas y muchísimos adornos más, de los cuales no sé el nombre.

Decidí que era la ocasión perfecta para tomar fotografías de tan impresionantes vestidos. Cuál no sería mi sorpresa y mi decepción que al momento de sacar mi cámara una empleada salió rápidamente de la tienda de novias y me pidió que me abstuviera de hacerlo, ya que estaba prohibido. ¿Prohibido? ¿Tengo cara de diseñadora de vestidos de novia? ¿Tengo cara de estafadora de ideas? Bueno... no me importa ya porque pude, secretamente, sacar algunas fotos de algunos vestidos memorables.

Me paseé por todo el lugar, que parece un laberinto, perdiéndome entre los pasillos y pasando por la misma tienda una otra vez, como en la Bruja de Blair, pero dentro de la plaza, nada más iba en círculos sobre mi propio eje. Al fin logré hallarle algo de lógica al lugar y comencé a preguntar por precios, telas, velas, Biblias, etc. En una de esas visitas, le pido a la empleada el precio y saco un papel para ir haciendo mis apuntes, cuando me dice que estaba prohibido apuntar. ¿Quéeeee? Me reí y no supe qué contestar. Me salí sin saber si mandarla a freir espárragos o sólo comprender que está siguiendo unas órdenes absurdas de un jefe completamente ridisurdo. Aún me pregunto qué lograrán pidiéndole a la clientela que por favor no apunte los precios. No entendí.

En ese lugar también venden todo el kit bautizo, kit primera comunión y kit boda. Yo pregunté por el segundo, y me llamó la atención que hay dos versiones de la Biblia, una versión latinoamericana y la versión nacional. Le pregunté a la empleada la diferencia entre ambas y resulta que, según esta muchacha, la versión latinoamericana le incluye lo que es la imagen de la Virgen de Guadalupe que la versión nacional no tiene. Yo supongo que es al revés... pero ella me lo explicó de esa manera y quedé un poco confundida.

No cabe duda que soy una total neófita en esas ondas de las ceremonias religiosas. Estoy reprobada.

9 de febrero de 2012

Comité de Certificación de Genialidad Universal

El domingo pasado, día de festejos varios, recibí un paquete misterioso de parte del Comité de Certificación de Genialidad Universal. El paquete, envuelto en papel amarillo brillante, tiene varios sellos de garantía y un candado que debía resolver para poder ver su contenido. Honestamente, aconsejada por las personas a mi alrededor, hice un poquito de trampa con el candado (un sudoku) y abrí mi paquete.

Recibí un Film Journal de Moleskine hermoso. Alguien que me conoce decidió darme este muy lindo regalo por las razones descritas aquí.



Ese mismo día habíamos asistido al cine a ver Hugo de Martin Scorsese. La película es conmovedora y mágica y decidí que con ella iniciaría mi diario cinematográfico. He aquí la primera entrada de mi diario.


Y aunque la autora del obsequio no crea en mi disciplina para llenarlo (como aquí lo dice), intentaré demostrarle y demostrarme lo contrario. Voy a aprovechar también este pequeño diario para superar un poco mis frustraciones artísticas y añadiré un dibujo a cada entrada.

Soy muy feliz con mi diario. Quiero que sea un poco scrapbook, un poco bitácora, un poco de todo. La entrada que sigue será The Girl with the Dragon Tatoo, que no he podido confesar que fui a verla ya que mi acompañante era muy secreto.

Nota especial para la autora de este obsequio: Gracias. Me encantó. Te quiero, joven cocodrilo.

4 de febrero de 2012

Yo, zombi

Los viernes la jornada laboral comienza 8 a.m. y termina 8 p.m. No hay lugar para eventos, ni salidas sociales. Llego como zombi, agotada y adolorida, a tomar una gran taza de leche con café y a cambiar los canales del televisor sin sentido ni lógica, mis funciones cerebrales en stand-by. Se termina el café y se termina la tele.

Sin maś preámbulo el zombi, como es su costumbre, se acuesta y cierra los ojos.

16 de enero de 2012

Bruja escaldufa

Por motivos que no pienso detallar, terminé yendo al doctor y me recetó una sarta de medicamentos. San Google de la Salud, se encargó de proporcionarme la información sobre los efectos secundarios que éstos tendrán en mi:
  • Mareo
  • Nausea
  • Cefalea
  • Dientes manchados
  • Pérdida o aumento de peso
  • Mal humor
  • Acné

Me voy a ver como una bruja al final del tratamiento. ¡Buaaaaaaaa!

¡Fuchi!

Si al menos hubiera tomado el tratamiento en Octubre, así estaría perfecta para Halloween.

10 de enero de 2012

George, el perro que vino de la casa vecina

Hace menos de una semana apareció en la escuela donde trabajo. Es un perrito negro y pequeño, shirgo como dicen por ahí, un saco de pulgas con pelo crespo. Se coló entre las rejas desde la casa vecina y descubrió que hay niños, apapachos y comida. La hermosa Blue y su amiga lo bautizaron George en honor a George Harrison, de quien son grandes admiradoras.

Trístemente, George se ha vuelto un problema difícil de resolver. Por un lado, los niños lo buscan y juegan con él sin saber que el pobre está lleno de pulgas y otros bichos. Algunos maestros lo ahuyentan con regaños para que regrese a su casa, y otros, otros desalmados lo han llegado a patear. A mí me preocupa el destino de George. Ya una vez, un gato que andaba merodeando por la escuela y que era muy cariñoso, fue sacrificado así nomás, y temo que George sufra el mismo final.

Yo tengo un par de propuestas:
1. Pedirle a la dueña del perrito que ponga una malla en su reja para que el perrito ya no se cuele por ahí.
2. Desparasitar y desempulgar al perro. Adoptarlo como una mascota, que todos queramos y alimentemos adecuadamente.

Gracias a la llegada de George, he hecho descubrimientos asombrosos sobre la personalidad de algunos seres con los que laboro:
1. Que la gente que tiene mayor responsabilidad y está a cargo de las decisiones es a veces la más indiferente y apática.
2. Hay seres hostiles y miserables, que sólo demuestran lo podridos que están y, lo peor, están a cargo de la educación de los niños.
3. Hay personas (muy pocas, en realidad) que están interesadas en el beneficio de todos.

Voy a seguir insistiendo. Ese perro merece un trato digno, y me voy a encargar de que así sea.


* Algunos niños lo bautizaron con el nombre de Tobi, pero a mi me gustaría que se llamara Kraken, no sé por qué. Tal vez porque me gustaría que de repente alguien dijera "Release the Kraken" y ver al perrito corriendo. ¡Ji!

El patito feo

Una de mis últimas creaciones es un patito feo. El destinatario: un personaje que se sintió identificado.

He aquí su carita:


Lo único chistoso fueron sus alitas, que quedaron más como de guajolote que de pato. Pero quedé bastante satisfecha con el resultado y a su nuevo dueño creo que sí le gustó.


"Al fin se partió el huevo. «¡Pip, pip!»
hizo el polluelo, saliendo de la cáscara.
Era gordo y feo; la gansa se quedó mirándolo:
- Es un pato enorme -dijo-; no se parece a ninguno de los otros;
¿será un pavo?
Bueno, pronto lo sabremos; del agua no se escapa,
aunque tenga que zambullirse a trompazos."

(de El Patito Feo de Hans Christian Andersen)